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Harbour Club es una taberna y cervecería situada en la Marina del Puerto de Tarragona, un emplazamiento frente a la zona destinada al amarre de grandes embarcaciones. Este enclave se ha consolidado como un referente en el Mediterráneo occidental, especialmente en lo que respecta a las labores de mantenimiento, asistencia y reparación de grandes yates.
Durante los meses de mayor actividad, el principal cliente de Harbour Club son las tripulaciones, un colectivo mayoritariamente anglosajón. Este grupo se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del negocio, ya que durante su estancia aprovechan para descansar, socializar y disfrutar de un ambiente relajado y exclusivo.
Para adaptarse a los nuevos servicios que ofrecen las instalaciones portuarias, la propiedad consideró necesario hacer una renovación para responder a las demandas del pujante sector del lujo.
El espacio proyectado abarca un total de 240 metros cuadrados y una amplia terraza para más de cincuenta comensales
En julio de 2024 118 Studio inició la transformación del local en un espacio nuevo, pero que mantuviera un vínculo con la tradición. Para lograrlo propusieron el diseño de una taberna inglesa marinera y contemporánea, que combinara el acervo británico con un enfoque moderno y sofisticado, en consonancia a la exclusividad del entorno.
El espacio proyectado abarca un total de 240 metros cuadrados y una amplia terraza para más de cincuenta comensales. El interior se divide en dos salas con capacidad para ofrecer un ambiente amplio y versátil para distintos tipos de eventos.
El trabajo llevado a cabo por 118 Studio para el gran salón del Harbour Club transformó un espacio de 180 metros cuadrados en un ambiente que emula el estilo de un pub inglés. En el centro del diseño destaca una gran barra con molduras de más de ocho metros de largo, complementada por una isla que funciona como una mesa alta que es un punto de encuentro ideal para los visitantes.
Para lograr la estética deseada, se utilizaron diversos recursos decorativos de impacto. Entre ellos, se incluyen techos decorativos con molduras circulares, frentes de cerámica verdes que transmiten frescura y rompen con la gama de colores terrosos y mobiliario de madera que aportan calidez y estilo.
Las paredes fueron vestidas con papel pintado texturizado, mientras que la iluminación juega un papel crucial con actuales neones de marcas de bebidas y luminarias colgantes de latón y vidrio acanalado que ofrecen una luz difuminada.
Los detalles en los acabados también son fundamentales. Se incluyeron bancadas a medida tapizadas en piel color caramelo que añaden confort y estilo. Los revestimientos perimetrales con molduras en madera maciza y los suelos combinados de lama porcelánica efecto parquet con azulejos de mosaico, aportan una fusión de materiales que refuerzan el carácter de la sala.
El equipo de interioristas propuso una paleta cromática cálida con algún tono de contraste como es el verde, que permitiera proyectar un espacio equilibrado
El equipo de interioristas propuso una paleta cromática cálida con algún tono de contraste como es el verde, que permitiera proyectar un espacio equilibrado.
Con el diseño del salón de 60 metros cuadrados, The Crew Club, se buscaba transmitir la esencia de un "club inglés" con una interpretación más actual y sobria. Se eligió un pavimento de microcemento que creara un contraste visual con el suelo de efecto madera del salón principal, aportando un carácter distintivo. Las bancadas, acompañadas de mesas y sillas negras, se integran con el trabajo de carpintería en tono nogal oscuro, estableciendo una sutil diferencia con los tonos más claros del salón contiguo.