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La vida es evolución. Esta palabra, la RAE la define como: “Proceso de transformación de las especies a través de cambios producidos en sucesivas generaciones”. Ya sea para un camino, una tendencia, una costumbre, creencia o manera de vivir, lo que está claro es que esto afecta a la forma en la que el ser humano ve y actúa en la vida, y esto hace que los hábitos de consumo también cambien con el paso del tiempo.
El helado será probablemente junto al café, el chocolate con churros o el pan, uno de los productos de consumo más tradicionales de todos y si nos paramos a pensar, el protagonista de esta reflexión, el helado, podría ser el que más ha evolucionado con el paso del tiempo.
Además de la globalización, que nos permite tener mucha más información a mano, la actual ideología que corre por las redes sociales entre otros de que nos merecemos una vida saludable para llegar a viejos puede tener mucho que ver también en esta cuestión. Antiguamente las madres de nuestras abuelas consideraban este producto un alimento rico en vitaminas, energía y grasas saludables. Hoy en día, las madres quieren que sus hijos se coman el helado que pueda parecer más ligero, libre de azúcares y grasas, esas grasas que nuestras bisabuelas consideraban lo más sano del mundo.
Debido a esta tendencia, cada vez son más los productores de helados que buscan alternativas saludables con el objetivo de no perder clientes y porqué no, también ganarlos. Además, existe la problemática de las intolerancias. Antaño, o bien existían menos personas con diferentes limitaciones a la hora de comer, o no se detectaban. Lo que está claro es que hoy en día hay una gran parte de la población que no puede disfrutar de todos los alimentos que quisiera. Los hay alérgicos al gluten, a diferentes tipos de frutos secos, a la lactosa, la fructosa o diferentes proteínas. También existen los diabéticos. Pero no nos olvidemos de que cada vez hay más gente vegetariana o vegana que tiene el mismo derecho a disfrutar de un apetitoso capricho. A su vez, la gente a la que le gusta llevar una vida saludable, suele evitar todo tipo de hidratos de carbono procesados.
Cuando abrimos nuestro primer chiringuito de polos en la Calle Narrika 10 de San Sebastián, una de las ideas que tuvimos claras desde el inicio fue que los polos locos, además de ser ricos, diferentes y sorprendentes, debían ser lo más sanos posible y sobre todo, debíamos tener opciones para cualquier tipo de persona con diferentes restricciones alimentarias, lo que abarca más que intolerancias ya que una persona vegana o que simplemente se cuida la alimentación, debe poder optar a este goloso bocado. Para ello, hemos trabajado durante los últimos años en el desarrollo de nuevas líneas de producto que pronto verán la luz. Aunque a día de hoy ya contamos con varias referencias veganas, algunas con bases de agua y otras con bebidas vegetales por ejemplo, varias de las nuevas líneas de producto irán orientadas a ser sustitutivos de suplementos proteicos para las personas más deportistas o bases ecológicas certificadas. Sin duda, una de las apuestas más atrevidas que pensamos lanzar serán polos de CBD y THC para mercados anglosajones donde existe una gran demanda de este tipo de productos.
Hasta el momento hemos hablado de intolerancias y vida sana pero no debemos olvidar la parte más experimental de todos aquellos que no cuentan calorías a lo largo del día. Aunque haya una vertiente muy definida de gente saludable, también existe una gran mayoría de personas que buscan vivir la experiencia más auténtica y personalizada posible. Este grupo busca el sabor más novedoso, extravagante o extraño que no puedan encontrar en otro lugar. Una textura sorprendente o combinación de ésta junto a un sabor nunca antes probado.
También les gusta poder compartir esas experiencias con sus amigos y familiares a través de redes sociales y esto obliga a cualquier productor de helados a tener que mantener una línea estética muy bien cuidada y de mucha definición de detalle tanto en el producto como puesta en escena, packaging o incluso en la experiencia de usuario durante el servicio del producto.
Hay quien dice que está todo inventado. Yo soy de los que piensa que aunque casi todo lo esté, siempre hay pequeños huecos para nuevas ideas o incluso evoluciones de otras que alguien tuvo en el pasado. A día de hoy existe una gran competencia en el sector del helado.
Considero que esta competencia no hace más que nutrirnos a todos los que dedicamos nuestro tiempo en cuerpo y alma a mejorar lo que hacemos cada día. Algo muy bonito que estoy aprendiendo es que cuanta más ambición tengo, más gente ambiciosa me encuentro por el camino con ganas de aprender compartiendo. Gente como Yon Gallardo, que se hace llamar
“El maestro heladero”, un gran maestro por cierto, no es consciente de que la palma se la lleva como Maestro en generosidad y el compartir conocimiento siempre con una sonrisa en la boca. Con gente así, ¿cómo no iba a levantarme cada día feliz de ser consciente de la fortuna que tengo?
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Íñigo Galdona
CPT (chico para todo) y Cofundador de Loco Polo para muchos, ‘Polero Feliz’ para los que lo conocen y le siguen en Linkedin, Iñigo es, junto con Oier Almandoz, la persona que empezó dando forma a este proyecto que suma desde entonces una trayectoria de seis años. Este hombre de 36 años lleva emprendiendo desde los 20 años tratando de llevar a cabo diversos proyectos que, como diría él, “por un motivo u otro ninguno cuajó como quisiera pero todos ellos nos están ayudando a trazar el camino del que está siendo “El Proyecto” para las personas que iniciamos esta aventura en 2017 y todos los que poco a poco se suman con toda la ilusión y ganas de aportar del mundo”.