Revista
Evok Collection ha encontrado su segundo hogar fuera de Francia: Brach Madrid. Ubicado en plena Gran Vía (nº20), Brach Madrid simboliza un reflejo de la esencia madrileña con el toque distintivo y moderno de su diseño interior, firmado por Philippe Starck.
En un edificio de siete plantas construido entre 1919 y 1922 por el arquitecto Jerónimo Pedro Mathet Rodríguez, se alza Brach Madrid y su elegante fachada de piedra blanca. Y, con una localización privilegiada en la arteria principal de Madrid -conocida por su ecléctica mezcla de estilos arquitectónicos, desde el Art Déco neoyorquino hasta el neomudéjar-, el Hotel no solo ha conseguido reflejar la herencia cultural española, sino también incorporar la esencia francesa que le precede.
Pues, en el solar donde hoy se levanta Brach, antaño se encontraba el Palacio de Masserano, donde vivió Victor Hugo de niño. Un histórico edificio que ha sido también el hogar de varios inquilinos ilustres, entre ellos la familia Alfonso, una famosa dinastía de fotoperiodistas cuyos estudios estuvieron ubicados allí entre 1939 y 1990. Por ello, entrar en Brach Madrid es como entrar en una casa particular. Infinidad de objetos únicos y misteriosos, acumulados por su valor sentimental y, por tanto, incalculable, llenan el hotel de sueños y sorpresas. Entre ellas, la gran escalera de hierro forjado que se ha conservado y combina a la perfección con la decoración atemporal diseñada por Philippe Starck.
Así, inspirado en una visión de 1920 y 1930, el diseñador ha creado espacios únicos y poéticos, inexistentes en el mundo del hospitality hasta el momento: cada detalle, cada material es significativo y el conjunto construye una narración en torno a la feliz nostalgia de un hombre que ha conocido la belleza y el amor perdido, y que sueña con ellos desde entonces.
Al entrar en Brach, los huéspedes son recibidos por un ambiente que evoca la calidez y el carácter de un hogar. Con 57 habitaciones, incluidas cuatro suites, cada espacio está diseñado para contar una historia: las memorias de un romance, el de una mujer amada por el hombre que adorna las estancias con sus recuerdos.
De esta manera, como parte de esta historia narrada convertida en Hotel, alrededor del cabecero de cuero de las camas, diferentes bocetos junto a notas de viaje crean un diario de viaje. Frente a la cama, el armario-estantería es una ventana a los pensamientos y recuerdos del protagonista imaginario, donde cada elemento proporciona una pista biográfica. Un juego mental que Philippe Starck ha creado para cada una de las habitaciones.
Al entrar en el restaurante es posible imaginar a Salvador Dalí, Luis Buñuel, Federico García Lorca y a todos los demás miembros de la Generación del 27 sentados y reescribiendo el mundo durante tertulias artísticas
Y como todo en Brach Madrid está impregnado de emociones, detalles como el aplique de pared en forma de caballito de mar, forman parte de la historia personal del diseñador: “amo el símbolo del caballito de mar. Este animal, un caballo alado que vive bajo el agua, es extraordinario, y fue ideal para ilustrar el espíritu, los juegos mentales y las sorpresas que se encuentran en todo Brach Madrid”, explica el diseñador francés de Brach Madrid, Philippe Starck.
Asimismo, y con el hilo conductor de España como centro del enclave, los tonos de jatoba y dorados de la carpintería, el cuero en los cabeceros, la cerámica y el mimbre, otorgan a las habitaciones la suavidad y el calor de un sol poniente que acaricia la tierra ibérica. Sin olvidar, las pinceladas de rosa brillante o naranja en los flecos y adornos, que evocan la exuberancia y la vivacidad de las danzas españolas. Reclamos que cada espacio de Brach Madrid ha logrado encapsular el alma Española.
El baño, por su parte, es elegante y de la más alta calidad. Pues, aún con un suelo de brecha -una piedra preciosa-, su auténtica belleza reside en la inusual e imponente presencia de un espejo con un marco de terracota esmaltada. Además de, por supuesto, la presencia de remolinos abstractos, botánicos y orgánicos que aparecen bajo el brillante esmalte verde musgo con destellos de bronce. Tal y como explica Starck “imaginé este espejo como si hubiera sido creado por la torpe mano del caballero cuya historia estoy imaginando, quien quiso hacer el espejo que su esposa habría soñado tener y en el que nunca se miró. Pensando en ella, tomó un poco de arcilla y, con ese espíritu femenino y barroco, creó lo más conmovedor del mundo”.
El restaurante de Brach es un homenaje a los grandes cafés de Madrid, donde la gastronomía mediterránea se entrelaza con sabores del Medio Oriente, creando una experiencia culinaria única y exclusiva en un entorno que pertenece al pasado. Al entrar en el restaurante es posible imaginar a Salvador Dalí, Luis Buñuel, Federico García Lorca y a todos los demás miembros de la Generación del 27 sentados y reescribiendo el mundo durante tertulias artísticas: “Para mí, este restaurante encarna la imagen que el inconsciente colectivo tiene del gran café de Madrid en los años 1920. Esta arquitectura fue el punto de partida para imaginar un restaurante elegante que siempre ha existido, con sus ricas paredes revestidas de madera, espejos inclinados para ver y ser visto, un gran fresco, cuero y una iluminación teatral”, puntualiza Starck.
Al entrar en Brach, los huéspedes son recibidos por un ambiente que evoca la calidez y el carácter de un hogar. Con 57 habitaciones, incluidas cuatro suites, cada espacio está diseñado para contar una historia: las memorias de un romance, el de una mujer amada por el hombre que adorna las estancias con sus recuerdos
Paredes revestidas de caoba, techos de cuero trenzado, columnas revestidas de azulejos de terracota vidriada, gruesas cortinas tejidas en tonos beige, sillones de cuero natural y lámparas con pantallas dobles para suavizar la luz crean la atmósfera cálida, serena y con elegancia atemporal que destaca el local. Sin olvidar, por supuesto, sus auténticos espejos de brasserie. Y es que, adoptando la característica tradicional de los cafés, donde la gente va tanto para ver como para ser vista, los espejos inclinados, datados de los años 1920 e importados de Estados Unidos, deconstruyen el espacio en un juego infinito de ángulos. Un efecto caótico que “convierte al restaurante en una obra de arte en sí misma", indica el diseñador.
Otra de las piezas destacadas del restaurante es la cocina abierta. Su encimera, revestida con piezas entrelazadas de madera esculpidas por el diseñador Patrick Kim-Gustafson, contrasta con su estética moderna y brutalista. Arriba, el gran mural de Ara Starck corona este espacio, con un poder hipnótico similar al baile de las llamas. La cocina es el corazón del restaurante, latiendo con energía. El lugar donde se lleva a cabo el espectáculo.
Creado por el chef Adam Bentalha, el menú de Brach Madrid está inspirado en el Mediterráneo, con toques del Medio Oriente. Una extensión natural de la cocina española, que destaca por su enfoque en compartir. Pues, tal y como afirma Adam Bentalha “el menú incluye clásicos de Brach París, con un toque español y referencias a platos típicos locales. Trabajamos con productores locales, utilizando ingredientes excepcionales como aceite de oliva, atún rojo, carne gallega y jamón de Bellota”.
Además, con un fuerte componente de la cultura culinaria española, Brach Madrid incorpora el uso del fuego y la parrilla, con un auténtico horno de carbón que permite asar y compartir grandes piezas de carne, ideal para disfrutar en grupo.
La apertura de Evok Collection en Madrid evoca los tradicionales cafés locales a través de su exclusivo cocktail bar. Decorado con grandes botellas de mimbre, similares a las usadas para añejar vinos catalanes como el Rancio, este detalle contrasta con los elegantes espejos que reflejan la cristalería, creando una atmósfera sofisticada y acogedora.
En el corazón del restaurante, una pequeña pastelería de inspiración vintage, con stands de esmalte blanco, invita a disfrutar del ritual madrileño del café acompañado de deliciosa repostería francesa: tartas de limón y merengue, Paris-Brest, éclairs y flanes cremosos, entre otras delicias.
Para el brunch de los fines de semana, el menú se amplía con un buffet de pasteles para compartir, incluyendo tarta tropézienne, kouglof y bizcochos. Desde el desayuno hasta la tarde, la pastelería ofrece una irresistible fusión de la tradición francesa con los sabores locales, una experiencia perfecta para disfrutar en el corazón de Madrid.
Más allá de su oferta gastronómica y de alojamiento, Brach Madrid presenta La Capsule, de 400 metros cuadrados dedicado al bienestar personal. Un espacio que, embellecido con oro, a través del blanco puro de los muebles invita a disfrutar de una experiencia holística totalmente nueva.
Así, el espacio ofrece una fusión de tecnologías avanzadas y prácticas tradicionales, diseñadas para transformar y rejuvenecer tanto la mente como el cuerpo: una piscina de 20 metros de largo, sesiones de movimiento consciente, entrenamiento físico, cámara de oxígeno hiperbárico, baño de hielo guiado, sauna de infrarrojos, baño de vapor, baño de flotación, sala de recuperación, masajes (ventosas, Tui Na, Chi Nei Tsang).
Las marcas myBlend y Clarins, incluida su línea Precious, ofrecen tratamientos para el rostro y el cuerpo. Sus tratamientos combinan experiencia manual con tecnología de belleza (electroestimulación, fotobiomodulación LED, crioterapia).
La apertura de Brach Madrid el 16 de diciembre marca el inicio de una nueva era en la hospitalidad de lujo, donde el pasado y el presente se fusionan en un espacio que irradia creatividad e innovación. Emmanuel Sauvage, director general de Evok Collection, lo describe así: “Brach es energía, es calidez, es vida, es magnetismo”.