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Situado en un acantilado frente al océano, el hotel Regina Experimental cuenta con vistas de la bahía de Biarritz. Su amplio vestíbulo cobra vida con un interiorismo de Dorothée Meilichzon inspirado en la zona, mientras que su arquitectura neovasca y los detalles art déco de su decoración se complementan con diversos elementos japoneses.
Varios salones pequeños reciben a los huéspedes bajo el gran techo acristalado en el cual fluye la luz natural, reflejada por una paleta de colores verdes, rojos oscuros y azules, así como por la cerámica y las texturas naturales que decoran las estancias.
En el corazón del hotel Regina Experimental se encuentra un bar de cócteles original de los años veinte. En su interior, un enorme mostrador rinde homenaje a la arquitecta Eileen Gray y los sofás recuerdan las formas de la pasarela Itsasoan de Getaria. Los rincones íntimos se iluminan con lámparas de papel colgantes de Ingo Maurer y Anthony Dickens, con un piano tomando el protagonismo como pieza central.
La arquitectura neovasca y los detalles art déco de su decoración se complementan con diversos elementos japoneses
Los pasillos del hotel se elevan desde la escalera central que envuelven al atrio, donde 72 habitaciones bañadas de una paleta de colores crudos, azules, verde oscuro y rouge Basque cuentan con vistas océano o al campo de golf de Biarritz.
Los dormitorios están inundados de detalles compuestos por cuerda japonesa, que se combina con rayas marinas y frescos de escayola con motivos acuáticos. Evocando la atmósfera de un transatlántico, cada habitación incorpora también formas curvas y largas líneas horizontales.
Tres amplias cabinas y un hammam albergan el nuevo spa Susanne Kaufmann & Alaena, que combina el poder de las montañas con el del océano. Cada tratamiento se realiza con productos de Susanne Kaufmann, fabricados en el corazón de los Alpes austriacos, en Bezau, mientras que Alaena se fabrica en Biarritz. Los protocolos de tratamiento del Spa combinan esencias naturales, así como activos de última generación con técnicas de masaje tradicional: como movimientos dirigidos y tratamientos antioxidantes para el rostro; exfoliación y envolturas corporales para el Rituel Atlantique, así como un drenaje linfático inspirado en el masaje japonés Kobido. En el exterior, el hotel cuenta con una gran piscina.
El amplio restaurante del hotel y su gran terraza con vistas al océano alberga a Frenchie Biarritz, una creativa brasserie enraizada en la cultura culinaria vasca a cargo del chef Gregory Marchand. Su menú incluye trucha de Banka, cerdo negro de Gascuña, mer- luza de San Juan de Luz, cordero lechal, ternera rosada de Axuria, queso vasco de oveja de la granja Aldudes, queso Ossau-Iraty y, por supuesto, pimiento de Espelette.