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En pleno corazón de la Parte Vieja donostiarra, la Taberna José Mari celebró su sesenta aniversario. El evento reunió a cocineros, hosteleros, periodistas y amigos que han acompañado —o se han inspirado— en este espacio durante décadas. El maestro de ceremonias fue Aitzol Zugasti condujo una jornada en la que no faltaron anécdotas, homenajes y reflexiones.
Rafa García Santos, quien trazó un viaje en el tiempo a través del universo del pintxo: desde sus humildes orígenes hasta convertirse en un símbolo cultural de Donostia, reconocido en todo el mundo. La periodista y escritora estadounidense Marti Buckley, embajadora de la gastronomía vasca fuera de nuestras fronteras, recordó cómo la cocina de esta tierra ha logrado posicionarse como referente internacional, sin perder su esencia, sus raíces ni su hospitalidad.
Josean Merino: “Queremos que cualquiera pueda disfrutar de la gastronomía de siempre. La clave está en la calidad, la honestidad y el alma”
“Queremos que cualquiera pueda disfrutar de la gastronomía de siempre. La clave está en la calidad, la honestidad y el alma”, afirmó el actual chef y propietario del local, Josean Merino. Una filosofía que ha mantenido vivo el espíritu de la taberna desde 1965, combinando la cocina tradicional con un toque contemporáneo.
José Mari tiene sus propias tradiciones. Una de las más singulares es la de dejar una moneda en la pared y pedir un deseo. Lo que comenzó como un gesto íntimo, se ha convertido en una costumbre global: clientes de todas partes del mundo han dejado su huella en esas paredes llenas de esperanza. Todas esas monedas se donan a Zaporeak, la ONG que lleva comida caliente y digna a personas refugiadas en campos como los de Lesbos.