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Lamp ha sido parte fundamental del diseño del restaurante El Tribut, un nuevo espacio gastronómico en Barcelona. En colaboración con el Estudio Bonjoch, Lamp ha sido la empresa de iluminación elegida para aportar su experiencia técnica y de diseño y crear así una atmósfera que realza tanto la arquitectura como la experiencia gastronómica.
El concepto del restaurante El Tribut nace de la intención de combinar la modernidad con el respeto a las técnicas tradicionales de la arquitectura y el diseño. Los arquitectos y diseñadores han optado por ejecutar el proyecto utilizando técnicas artesanales que, en muchos casos, se encuentran en desuso. Este enfoque, que incluye el trabajo de artesanos y la integración de materiales locales, da forma a un espacio que refleja la identidad cultural de la ciudad condal sin caer en los tópicos de estilo.
“El reto no era solo diseñar un restaurante; se trataba de rendir un tributo a las raíces, a los oficios, y a la naturaleza, mientras se mantenía una estética contemporánea que no resultara superficial”, explica Ignasi Bonjoch, diseñador del proyecto.
Los paramentos verticales del restaurante están revestidos con mortero de cal proyectado sobre mantas de cañizo, mientras que los techos acústicos se basan en un proyectado de celulosa. Además, el uso de madera de pino en las estructuras ocultas permite aligerar peso y masa en todo el volumen. "Cada uno de los materiales y demás elementos utilizados han sido cuidadosamente seleccionados para reducir la huella de carbono y teniendo en cuenta los volátiles y formaldehidos, la durabilidad y el mantenimiento, para así garantizar el mínimo impacto ambiental posible. Nuestro objetivo ha sido crear un espacio que no solo sea visualmente atractivo, sino también responsable", comenta el diseñador.
Ignasi Bonjoch: “El reto no era solo diseñar un restaurante; se trataba de rendir un tributo a las raíces, a los oficios, y a la naturaleza, mientras se mantenía una estética contemporánea que no resultara superficial”
El proyecto lumínico para El Tribut recoge el dinamismo de la luz natural, que entra por los grandes ventanales del local abiertos al mar, en el que se integra el aporte de luz artificial. Esta iluminación combina dos tipos de iluminación: una oculta en el foseado que realza las texturas y formas del techo, a la vez que aporta la temperatura de color idónea para cada zona, junto con una iluminación focalizada sobre las mesas del restaurante a través de las luminarias Kombic 70 de Lamp, que propician una atmósfera de intimidad.
En concreto, para este proyecto se ha ejecutado una versión personalizada del acabado de las luminarias Kombic 70 con el objetivo de lograr una mimetización con el acabado de celulosa proyectado del techo, así como trabajos de agrupación y control específicos, gracias al servicio de co-creación de la compañía. La regulación de la intensidad de la luz permite adaptar la atmósfera del restaurante según el momento del día, desde la luminosidad de la tarde hasta la calidez de la noche. La combinación de luz técnica y decorativa, junto a la capacidad de crear diferentes escenas según el momento del día, ha sido clave para conseguir el ambiente ideal en cada zona del restaurante: cocina, barra y comedor.
“La regulación lumínica ha sido la clave”, enfatiza Ignasi Bonjoch. “Disponer de tanta luz natural de día y pasar a negro noche te obliga a disponer de unas escenas programadas para cada situación. Aunque no lo parezca, conviven temperaturas de 3000º, 2700º y 2400º, al margen de las regulaciones. Dentro de la zona de cocina, disponemos de paneles 4000º, pero a medida que nos acercamos a las puertas que dan acceso a la sala, cambiamos a 3000º, para que, en el momento de abrir y cerrar las puertas, los clientes no perciban un salto de color”.
La incorporación de jardineras, dentro de las cuales se han dispuesto proyectores ocultos que pintan con luz contrapicada las bóvedas que recorren el local, y la iluminación decorativa suspendida contribuye a la privacidad de los comedores, mientras que la iluminación focalizada sobre las mesas asegura que cada área tenga la atmósfera adecuada para una experiencia culinaria memorable.
“Lamp ha sido esencial en el diseño de iluminación del restaurante, aportando sus soluciones técnicas y personalizadas. El concepto de iluminación se centra en la combinación de luz técnica y decorativa, creando un ambiente envolvente que resalta los materiales, texturas y diferentes espacios del restaurante”, valora Bonjoch.
Y preguntados por el mayor desafío del proyecto lumínico, tanto el estudio de diseño como Lamp, lo tienen claro: “el espacio asignado es una caja de vidrio de 30 m de largo por 20 m de fondo y 4 m de altura. Un contenedor de vidrio que, de día resulta asombroso por sus vistas al mar, pero en el que, bajo la oscuridad de la noche, los vidrios se convierten desde dentro en espejos por la diferencia de luz interior y exterior. Poder controlar los reflejos de los vidrios obligó a pensar meticulosamente la posición de cada luminaria, una a una”, añaden.
“En definitiva”, valora el diseñador, "la colaboración con Lamp ha sido esencial para la creación de un espacio tan único. No solo aportaron sus soluciones técnicas, sino que también se involucraron profundamente en personalizar las piezas, asegurando que todo encajara con la visión general del restaurante". Un espacio gastronómico que se caracteriza por un equilibrio perfecto entre tradición y modernidad, confort y sostenibilidad.
Asimismo, el diseño de la disposición del espacio dentro de El Tribut responde a la creación de una experiencia gastronómica envolvente. Con zonas privadas y más informales, la distribución de las mesas y la circulación dentro del local se ha optimizado para facilitar el servicio y para garantizar las mejores vistas a los comensales.
“El promotor”, continúa explicando el diseñador, “preguntaba constantemente por las visuales hacia el mar. No quería que hubiera ninguna zona ciega. Era su obsesión. Por eso hay en el restaurante una zona elevada, a modo de plataforma, y la altura de la barandilla y pasamanos, estando dentro de la norma, debía permitir que todos los comensales tuvieran las mejores vistas al mar”.
Al tratarse de un local de grandes dimensiones, fue primordial, como continúa relatando el diseñador, el estudio de los flujos de trabajo, tanto en cocina como en sala. “Minimizar el tiempo de espera de los comensales es todo un reto en un restaurante con una extensa carta”. La circulación dentro del local está muy estudiada a nivel de operativa; la plataforma superior, donde la disposición de las mesas forman siete círculos o “donuts”, tiene tres accesos, uno a cada extremo y uno central. La cota cero está distribuida de forma lineal, con bancada a un lado y mesas movibles modulables en la cara de la fachada de vidrio. “Algo que, por cierto, obligó a definir muy bien junto a Lamp la iluminación técnica zenital”.