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Casa Orellana y Katz se han unido en una colaboración que fusiona sus cocinas. Casa Orellana, en el barrio de las Salesas, ofrece una cocina arraigada en los sabores clásicos del sur de España, homenajeando las tabernas con unas elaboraciones contemporáneas que refleja su espíritu castizo. Por su parte, Katz, dirigido por David Katz, ha elevado el sándwich de pastrami, un clásico de Nueva York, a un nivel gourmet.
Esta fusión no solo fue un encuentro de sabores, sino también una convergencia de filosofías
El secreto de Katz está en su pastrami que se elabora siguiendo un proceso tradicional que tiene su origen en la comunidad judía. El primer paso consiste en preparar la carne según las leyes Kosher, eliminando la sangre y tendones, para luego curarla en salmuera con especias durante al menos 10 días en refrigeración. Tras este proceso, la carne es ahumada con astillas de roble blanco y árboles frutales como el manzano o el cerezo, lo que le aporta su característico toque ahumado.
La colaboración ha traído como resultado la inclusión de varios productos exclusivos de Katz en la carta de Casa Orellana durante todo el mes de noviembre. El primero fue una tabla de pastrami, que permitió a los clientes disfrutar de este producto en su forma más pura. El segundo producto estrella fueron dos molletes de pastrami, uno de ternera y otro de pollo, dos versiones del sándwich de Katz, reinventado para integrarse en el ambiente castizo de Casa Orellana.
Esta fusión no solo fue un encuentro de sabores, sino también una convergencia de filosofías. Mientras que Casa Orellana mantiene vivas las raíces gastronómicas de Andalucía en Madrid, Katz incorporó aires internacionales con un especial cuidado del producto.